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martes, marzo 17, 2015

El Siempreterno - Sábado 14/03 - Casa Babylon - Córdoba, Argentina



Inyección de Amor


Una de las incógnitas que se generaron en el camino a Casa Babylon para presenciar el primer show de El Siempreterno en Córdoba era si, justamente, toda esa expectativa que podía palparse en las redes o en el boca en boca, iba a verse materializada en la presentación de la banda. Incógnita que quedó total y automáticamente despejada en el momento de cruzar el umbral y darnos con la cantidad de gente que terminó colmando totalmente el ya clásico recinto de la Costanera cordobesa. La arriesgada movida de traer a una banda cuya exposición mediática es prácticamente nula, y que apenas si llega a una treintena de shows en vivo en su historia, había dado resultado.

Con la confirmación de que la puntalidad prometida era una realidad, minutos pasada la 1 el telón del escenario se corrió para dar aparición a Los Cocaleros, la banda elegida para precalentar las tablas (y al público). Siendo una banda ya bastante reconocida en la escena local, Los Cocaleros se mueven cómodamente en un sonido que va desde el surf-rock más clásico (con instrumentos acordes y tema instrumental incluido), hasta los acercamientos al punk rock más clásico, temas en los que su cantante parece asentarse con mayor firmeza. En la más de media hora de show de esta banda autoproclamada como de "surf-rock jujeño" (algo de por sí ya muy difícil de imaginar), desfilaron varios de los temas incluidos en su disco homónimo, como así una selección de covers que incluyó a clásicos como Last Caress de los Misfits, y el inoxidable y salvaje Surfin' Bird de los Trashmen.


Pasado un breve set musical para amenizar la espera, el telón volvió a abrirse para revelar, esta vez, al número principal de la noche. El Siempreterno pisaba escenarios de Córdoba por ver primera. Ante la aparición de los músicos, lo primero que salta a la vista es la metamorfosis atravesada por Mimi Maura: de aquella cantante de rocksteady y boleros que magnetizaba desde sus largos vestidos y su acento puertoriqueño, a esta punk oscura con medias negras rotas, flequillo y pulseras con tachas. Eso sí, sin perder su magnetismo ni su dulzura. Fueron permanentes durante el show tanto los acercamientos con el público como las muestras de amor para con su marido y "comandante" del barco, el señor Sergio Rotman.


Lo de Rotman también es un caso para analizar: siempre inquieto, tanto física como musicalmente, aterriza por primera vez en Córdoba con este proyecto que, según cuenta la leyenda, armó casi por capricho y que lleva a la fecha 3 excelentes e intensos discos editados. Encargado de la comunicación con el público, lo hizo desde una combinación de falsa modestia ("gracias por venir a ver una banda que no conocen"), y unos yeites tribuneros que, seguramente, arrastra de la época de estadios con LFC ("tocar en Córdoba es como tocar en el patio de mi casa").

A la izquierda de los cantantes aparece otra de las patas fundamentales de esta banda que ya podemos animarnos a calificar "de culto". Con una paz mesiánica, cultivando un perfil bastante bajo aparece ese pequeño gran genio de la guitarra rockera en casi todas sus vertientes que es Ariel Minimal. No sólo el particular sonido que le extrae a su instrumento es la columna vertebral del sonido de la banda, sino que a través de su interpretación uno puede vislumbrar una certeza: la grandeza de un guitarrista no reside sólo en una impecable técnica, sino también en el poder despojarse de dicha técnica y de artificios innecesarios, para tocar exactamente lo que la canción necesita. Siendo El Siempreterno una banda "cancionera", eso importa y mucho. Para más referencias está el solo de Más de lo Mismo, una de los primeros temas interpretados el sábado.

Sosteniendo la estructura desde atrás de todo se encuentra ese verdadero movedor de pies ajenos que es Fernando Ricciardi. Nos hizo bailar como poseídos con los Cadillacs, nos hizo poguear con Cienfuegos y hoy renueva esa fuerza desde El Siempreterno. Se lo notó particularmente cómodo siendo el motor impulsor de las canciones más visceralmente punks de la banda, y verdaderamente feliz a la hora del saludo final. La base (y la banda) se completa con Álvaro "Ruso" Sanchez, quizás por no haber pertenecido antes a otra banda de proyección nacional, quizás por propia personalidad, el integrante con perfil más bajo de los 5. Esto desde lo escénico, porque la presencia de las líneas y arreglos de bajo en el sonido de la banda es más que importante para su definición. Más aún cuando Rotman deja su guitarra y la parte instrumental de la banda queda reducida al clásico "power trío".

Con el panorama así planteado, fueron sucediéndose una tras otra la gran mayoría de las canciones que componen su trilogía de discos. En un momento del show, Rotman hizo referencia a que eran una banda "sin hits", ya que no contaban con el "bombo" radial y mediático como para que eso sucediese. Sin embargo, esto nos lleva a la siguiente reflexión: quizás es mejor que así suceda. Sin canciones más populares que otras a fuerza de difusión, cada uno tiene sus propios hits, aquellas canciones que por música o contenido llegan más profundo a cada persona, y como resultado colectivo, cada una de los temas interpretados son aclamados casi por igual. Fue así como pasaron temas como Full Coma, Cristianos, Para Siempre no es Suficiente, El Pánico Borró mi Memoria, Inyección de Amor, Contradios, o el tema que da nombre a la banda, entre tantos otros (como dijimos, tocaron casi todos los temas de sus discos, y cada uno tiene sus favoritos personales).

Párrafo aparte para la interpretación de Bebiendo Ansiedad, tema del primer disco que, luego de la presentación realizada por Rotman y la relación con la muerte del recordado Gerardo "Toto" Rotblat (percusionista de LFC y de Mimi Maura), tomó una dimensión mucho más profunda y sentimental, e hizo que el estribillo se transformara casi en un mantra de expiación y de recuerdo al amigo que ya no está. 

Otro punto a destacar son los covers. Pese a ya contar con el material suficiente como para completar un show con temas propios, la banda elige divertirse (y divertir, claro está) con una selección de versiones de grandes bandas, en las cuales podemos atrevernos a trazar las raíces de su sonido actual. Sonó, en una especie de revival de Cienfuegos, la versión de Love Will Tear Us Apart de los Joy Division y una lisérgica y extendidísima versión de Hall of Mirrors de Kraftwerk. Para los bises, se reservaron las dos joyas que darían cierre al show: una salvaje versión de Moonage Daydream que haría que Bowie se cayera de culo, y esa gema épica del rock' n' roll de todos los tiempos que es Baba O' Riley de los Who. Como corresponde, interpretada con la intensidad que semejante tema se merece.


Fue así entonces como, después de los saludos finales y casi sin habernos dado cuenta del tiempo transcurrido, llegó el final. Con la promesa de, si las condiciones se dan, volvernos a reencontrar en poco tiempo. Ojalá, así sea.


Crónica: Luis Parodi

Fotos: Irupé Medina (gentileza de Delamadre producciones)

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