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martes, marzo 01, 2016

Rectas by NAWMAN: #5: Mixtapes y Entremeses locos




Hexagrama 44
Gou.
Ir al Encuentro.
Complacencia. Transigencia.
Significa toparse, encontrarse,
encontrar. El influjo es favorable si
es inmediato, no si perdura.

¡Acopla!



C´est fini.

Se acabó. Hasta aquí llegan éstas recetas mensuales, elaboradas con cariño para los gourmets de El Sótano Rock y Headless Community. Empieza el nuevo año y es momento de renovarse, borrón y cuenta nueva. Por mi parte abandono la vida de urbanita en Madrid para instalarnos con mi novia en los desiertos del sur, concretamente en la provincia de Almería. Han sido meses cargados de turbulencias en los que no ha parado de sonar la buena música en los bares, en los auriculares, en mi cabeza…

Podríamos estar hablando eternamente sobre las bandas que merece la pena escuchar, es un poco frustrante recomendar música porque siempre queda la sensación de que te dejas grupos en el tintero, canciones o discografías enteras que habrían de ser apreciadas con el tiempo que se merecen.

Pero el tiempo es la única riqueza que poseemos los desposeídos de mi calaña, tiempo para vivir, tiempo para trabajar, tiempo para dormir.

Éstas recetas nacieron con la idea de ahorrar tiempo sin renunciar a darse atracones de calidad, como esos programas de la tele que te enseñan a preparar un almuerzo deluxe en 10 minutos. Que no sabes que llevarte a las orejas el próximo domingo por la tarde, prueba una de las sugerencias de la casa. No malgastes  tiempo escudriñando las webs moda, ni te dejes llevar por las sirenas desalmadas de los motores de búsqueda de Spotify, deja que lo haga yo por ti esta vez. Aunque ésta será la última porque, ya sabes, he dejado de hacerlo, al menos por ahora, se acabaron las recetas de la casa Nawman´s y también mi labor como investigador hereje del mundillo musical. La alta cocina no es para mí y mis recetas son más bien las de un bar de la esquina. Cada día se publican más discos y últimamente he escuchado tanto, desde maquetas al mainstream, que a veces me cuesta distinguir lo que verdaderamente me gusta, de lo que simplemente me parece interesante. De hecho toda la música que he seleccionado para estos artículos en los últimos meses ha sido aquella que me ha emocionado de alguna manera, y no la he elegido tanto porque fuera buena música -que de eso hay mucha y no sabría con que quedarme- sino porque me hizo sentir algo durante un tiempo.

La música es pura magia, no se puede ver, ni palpar, habla directamente al espíritu. Sin embargo, hay un aspecto tangible y corporal en la música que es el que a mí me interesa, que te hace vibrar. Ya sea una voz, el sonido de un amplificador a válvulas, el bajo de un bafle de discoteca, el murmullo de la batería o el rasgueo de la guitarra, lo que cuenta es la intención de las personas que manipulan esos instrumentos, el mensaje onírico que elaboran para otros. Quizás la música sea un vehículo para canalizar cosas que son más grandes que nosotros, cosas que nos superan, emociones, alegrías, preguntas sin respuesta. La música te toca, literalmente, y puede ser como un vendaval o como brisa de verano.



En la era digital en la que vivimos, parece que la música fuera cada vez más etérea; aunque está entre nosotros, ya no se utiliza el formato físico y la velocidad a la que se suceden las propuestas musicales hace que apenas las podamos digerir. La música es un arte que se desarrolla en el tiempo más que en el espacio, a diferencia de otras artes como la escultura. Una sucesión de sonidos y silencios ordenados en el tiempo componen una melodía, y hace falta paciencia para pararse a escuchar esa melodía desde principio a fin, si uno quiere la experiencia completa.

Aún soy jovenzuelo pero cuando era pequeño no había internet y el universo de posibilidades era mucho más limitado, tenía acceso a las cintas de mi padre y a las de mis amigos. Escuchaba los mismos discos una y otra vez y conocía las letras y los detalles de las canciones. Ahora eso no me pasa tanto, supongo  que por la saturación de oferta musical. También grababa las canciones que me gustaban en cintas o cd´s y compartía estas mixtapes con mis amigos, ellos hacían lo mismo y así descubríamos música. Ahora compartimos vídeos de Youtube y listas de Spotify…  No voy a hacer apología del mundillo analógico -que me encanta - porque creo que puede combinarse perfectamente con los nuevos medios digitales. Pero dicho esto, conste que prefiero un tocadiscos a un mp3, y las pelis en 35 milímetros a los vídeos HD.

En mi casa no había tocadiscos pero sí había vinilos viejos de mi padre y finalmente compré un tocadiscos para volver a escucharlos. Es maravilloso el sonido cálido de esos discos, pero también ha sido el comienzo de mi ruina porque baratos no son. Los pocos que tengo significan mucho para mí, me recuerdan a la época en la que los escuchaba, o el concierto en el que los compré. Así que para esta ocasión especial de despedida, te abro las puertas de mi bodega, y te propongo una cata de vinilos gran reserva. He preparado este vídeo en el salón de mi casa, salgo pinchando algunos de mis vinilos favoritos para compartirlos contigo. Algunos son clásicos y otros son más recientes. Espero que te hayan gustado estas humildes recetas musicales y si te las perdiste o quieres repetir siempre puedes encontrarlas en la web www.nawman.net


Salud y buenos alimentos!

@nawmanmusic

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