Rammstein Estadio Racing ( Argentina ) 27-11-2010 ( Primera Parte )
En el infame potrero del "Original" Racing, los berlineses cumplieron con su necesaria y estratégica segunda visita a nuestra nación, después de 11 años de ausencia por la "real-pampa" (aquellos memoriosos recordaran cuando en 1999 ellos telonearon a los eternamente ladrones de KISS en la gira presentación de su disco-robo "Psycho-Circus" en carácter de teloneros con un show sumamente superior en impacto visual y sonoro, a pesar de que prácticamente fueron echados a escupitajos por muchos cacos ignorantes que 11 años después los recibieron con devoción en Avellaneda).
Un combo muy peculiar en el cual el rol de virtuoso (y clown mediático) del grupo recae en Flake Lorenz (quien, oh coincidencia, antes de formar parte de Rammstein, reparaba maquinas herramientas), gran tecladista, ayudado por su alta y esmirriada figura a realizar los actos más desopilantes en escena (léase, ser incendiado, cocinado al vino blanco en olla gigante y tocar plácidamente los teclados mientras camina en una cinta de fitness).
Till Lindemann (prototipo del fornido germano, ex-campeón europeo de natación con un futuro olímpico arruinado por una lesión muscular irreversible) es un frontman increíble, con una autenticidad única e imitable por miles de grupejos alemanes con una presencia intimidante sobre el escenario. Dotado de una voz increíble (grave y patriarcal, con una pronunciación perfecta de la "r" al estilo prusiano => así como el jefe de la Agencia KAOS del súper Agente 86) supo cautivar a la audiencia con sus gesticulaciones, lanzando fuego por doquier y encorvado machacando su muslo derecho.
Cierran la base sonora de la banda, Paul Landers (el único miembro no nacido en Alemania, sino en Bielorrusia) en guitarra rítmica compartida con Richard Kruspe (miembro fundador, con las pelotas necesarias como para cruzar el Muro de Berlín en el 88).
Marcando el groove poderosamente bailable y tambien headbanger, Doom Schneider, demostró ser una baterista poderosísimo en escena, con escuela "Ulrich" en lo que respecta al uso de vincha y azote de los parches, secundado por el bajista tímido pero a la vez ultra perverso, Oliver Riedel.
Muchos se preguntaran porque dos guitarras en Rammstein conviven, si casi no hay solos: bien, la respuesta apela al síndrome "Fear Factory", ya que ambas si bien realizan líneas o riffs de guitarra similares, ambas armonizan brindando un sonido mucho más compacto y poderoso, similar al grabado en estudio (se graban 4 o 5 pistas de guitarra superpuesta en cualquier grabación decente)
Al margen de las críticas por la calidad nefasta de sonido (que teniendo en cuenta la envergadura de la banda, parecía mas destinado al cierre de campaña un candidato a Intendente por el Partido Verde de Salsacate, que al de un grupo internacional) y otros aspectos imperdonables como la permanencia de las luces encendidas en las plateas, fue un show espectacular en el cual el grupo complemento la obligada presentación del nuevo disco con grandes hits del pasado no tan lejano.
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