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miércoles, marzo 28, 2012

Armando Flores - 990 Arte Club - Córdoba, Argentina - 17/03/2012


UN PLAN NEGRO

A veces, el rock mira al mundo sin ilusiones, con ironía y desde una visceral negación de sus poderes salvadores. Otras veces, aparece como el abanderado de la resistencia, sin dejar de reírse de que vaya cambiando la voz. Quizás, esta ambigüedad esté en los mismos inicios: resulta complicado pensar los orígenes del rock sin evocar la imagen de aquellas infinitas máscaras negras que se pusieron los blancos en un momento de la vida norteamericana, invirtiendo en el plano psicológico la ecuación dominador/dominado, que prevalecía en la sociedad de entonces. Y parece relevante dejar posar esta idea en el borde inicial de una crónica de sábado a la noche, porque las bandas que dejan huellas, no solamente esgrimen calidad musical, sino también una manera de caminar y de torcerle el brazo al mandato establecido.

Una banda merece escucharse cuando mira y canta por la hendidura desde donde se sangra, se siente y se grita.

Además, hace rato que todos somos unos negros de mierda. El mundo se empeñó en romper la ilusión burguesa de la casa propia, el autito en cuotas y los chicos en la escuela hasta que esté la comida, y nos volvió sujetos flexibilizados, de ademanes mecánicos y necesidades superfluas, conectados por caracteres maltrechos y conexiones clandestinas.

Como negros de mierda que somos,  eso me decía un nuevo amigo peruano, con quien nos bajamos una birra antes de ir a 990. Encontrarme con este hincha de Alianza Lima (que terminó yendo a escuchar punk a otro costado de la noche) no me pareció una fugaz coincidencia: esa charla acerca del estupor citadino antes de entrar al templo cordobés del rock a disfrutar del show de una banda de las características de Armando Flores, parecía responder a un plan tejido desde los comienzos por algún anciano sabio, y morocho.

Desde hace mucho tiempo, el escenario donde toca esta banda es una esquina pintarrajeada de una urbe cualquiera, donde se respiran olores reales y angustias pasajeras; es una fiesta popular donde uno puede cruzarse con un cross involuntario de Jorge Cuello (reconocido artista plástico, responsable del exquisito arte del nuevo disco, y casi uno más dela banda), que baila y me clava un codo en la oreja, cual Schiavi yendo a buscar un centro; un entablado montado en el patio de cualquier casa de San Vicente o Puebla, donde Scotto pela la viola y le da dura batalla a los molinos de humo, cayendo y volviendo a levantarse de un solo riff, como los guitarristas que me gustan. En la noche de 990 se repite el escenario: se escucha que “el Félix” es el mejor, se recuerda el nombre de Bam Bam y se agradece a la gente que le pone a la movida el tórax que todavía le queda sano.


Cuando vas a un concierto de Armando viajás a un pueblo de Latinoamérica, donde tenés que correr rápido, desnudo y haciendo equilibrio entre el Bien y el Mal. Ahí, entonces, está la banda, que toca para que nos sintamos bien.

Desde las 3 (después de la apertura con Pobre Vieja, de la ciudad de Almafuerte), los Armando comenzaron a cortar los bifes al otro lado del rio,  y la noche se abrió de piernas. Esta banda, a pesar de haberse ausentado por varios años, ha vuelto a grabar (El Cemento de Dios, 2011) y tocar, buscando -con una gran honestidad artística- plantarse en una identidad propia ya largamente construida. En el show en 990 de este sábado, volvieron a encender sus fintas personales, sus climas que transpiran perfumes locales y sus letras de topo, amor y descontento.

Surgidos en la intemperie de la década menemista, en pleno ejercicio de la desmemoria y la chatura cultural, los Armando pueden acreditar ser considerados unos pioneros en esto de atravesar el muro de la inacción. El sábado, se vieron las raíces negras de su impronta funk, el lenguaje popular y el tufo latino, los inevitables y rotundos hits, el Ají cantado con la gente, debajo del escenario, en una comunión febril que no se extingue; todos estos ingredientes, y más, sirvieron para tener la certeza que esta banda sigue despertando admiración y respeto, mientras se permite seguir creciendo musicalmente.


En el centro de la escena se lo vio a un Ají como perfecto maestro de ceremonia, hábil para decir y dispuesto a generar un show aparte; un Ají que le cruzó varias veces su bajo a Lucía Rivarola, que fue invitada a subir y tocar en varias oportunidades: Pero no fue la única invitada. De hecho, momentos de gran contenido hipnótico se vivieron con otros 2 invitados. Por un lado, Jenny Nager subió para hacer una versión psicodélicamente delirante de Noche Azul, y luego, algo bastante esperado: Negro Chetto subió para hacer un par de temas, que generaron uno de los momentos más altos de la noche.

Pasadas las 5 de la mañana, la última estación musical me fue alejando hacia la puerta, a encontrarme con los vestigios de la máquina de generar espectadores. Siempre me quedo temblando cuando me gusta un concierto, y eso me apura a pensar. Y me iba embrollado con aquello de que el mundo se ha convertido en la tribuna de un estadio gigantesco desde donde miramos rodar las cabezas de unos pocos gladiadores, entrenados para contemplar todo sin cambiar nada de nosotros mismos y del entorno, limitándonos a cumplir esa consigna con la mayor eficacia, crueldad e indiferencia.

Menos mal que también tenemos la capacidad de desaprender uno a uno los buenos modales y estimular en nosotros la fidelidad al deseo.



Crónica: Luis Funes

Fotos: Bocha & The Guanacos

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lunes, marzo 26, 2012

Ciclo de Cine y Psicoanálisis - Universidad Nacional de Córdoba - Del 27/3 al 17/4


 

El Ciclo de Cine y Psicoanálisis de la Universidad Nacional de Córdoba invita a su VIII Edición, a llevarse a cabo entre los meses de marzo y abril del corriente año, en el Salón de Actos del Pabellón Argentina (Ciudad Universitaria), con entrada libre y gratuita.

En esta oportunidad, bajo el título de DESATADOS. Sobre rarezas, insensateces y otros extravíos…” el ciclo se llevará a cabo para reflexionar, a través del cine, sobre la desorientación y el extravío que marcan al siglo XXI y sus posibles soluciones.

En cada encuentro se proyectará un film, seguido de una disertación en ­torno al mismo, a cargo de diferentes invitados. El objetivo de esta actividad es ­articular diferentes campos disciplinares para pensar problemáticas de nuestro tiempo que inciden y afectan a los sujetos contemporáneos.


PROGRAMA

Martes 27 de Marzo - 19:30hs
HABEMUS PAPAM
Nanni Moretti, Italia - 2011, 102 min.
Conferencia a cargo de: Diana Paulozky y Roger Koza.

Martes 3 de Abril - 19:30hs
BEN X
Nic Balthazar, Bélgica - 2007, 93 min.
Conferencia a cargo de: Gisela Smania y Mariano Pérez Wiaggio.

Martes 10 de Abril - 19:30hs
PULP FICTION
Quentin Tarantino, Estados Unidos - 1994, 153 min.
Conferencia a cargo de: Daniela Fernández y Jorge Assef.

Martes 17 de Abril - 19:30hs
SOUL KITCHEN
Fatih Akin, Alemania - 2009, 99 min.
Conferencia a cargo de: Mariana Gómez y Carlos Julio Carballo.

Web: www.ciclodecineypsicoanalisis.com info@ciclodecineypsicoanalisis.com
Facebook: Ciclo de Cine y Psicoanálisis
Twitter: CinePsicoanálisisUNC
Spot publicitario: http://www.youtube.com/watch?v=xc3Fd8UaxbQ

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viernes, marzo 23, 2012

Prohibido olvidar

A.L.M.A. en el ciclo "Escena y Memoria" - Archivo Provincial de la Memoria  Córdoba - Argentina - 21/03/2012


Como cada año  cuando se acerca el 24 de Marzo 
en Argentina, las sensibilidades se congregan en una dolorosa pero justa conmemoración. Es así que desde el regreso a la democracia en el año 1983 comenzó un largo camino hacia la justicia por las más de 30 mil victimas del terrorismo de Estado iniciado en 1976. Pero esta fecha no solo implica un mero recuerdo, sino que logra simbolizar el arduo trabajo de los que luchan por el esclarecimiento de la verdad, invitando a la sociedad entera a no olvidar repudiando el horror y exigiendo la condena de los culpables. 
Este es el contexto en el que se desarrollan anualmente una serie de actividades artísticas bajo la denominación “Escena y Memoria” En el patio del Archivo Provincial de la Memoria existen sensaciones que uno las absorbe al entrar. 



En un marco extraño, que parece potenciar las ganas de expresarse, compartieron el espacio las voces que recitaban poemas, pequeñas y contundentes intervenciones teatrales y el rock. Todo comenzó después de las 19:30 como estaba previsto y la gente iba llegando de a poco, teniendo en cuenta que era un día laborable. Algunas propuestas ofrecieron una dura experiencia que se volvía hacia la sensibilidad de los presentes, otras apelaron a pasajes cómicos que arrancaron carcajadas a grandes y chicos. En el medio, los voluntarios que recitaron los poemas escritos iban y venían compartiendo el micrófono y la atención del público. Cuando en el ambiente ya se sentía el pleno compromiso a no olvidar, atravesado por la mencionada diversidad de expresiones, A.L.M.A. (América Latina Memoria Activa) se encargo de ir cerrando la jornada.





Esta banda cordobesa nacida en el 2005 tiene un estilo que va desde rock crudo hasta el metal. 
Son una agrupación con una trayectoria caracterizada por las participaciones en movidas comprometidas con la solidaridad y los derechos humanos. En su discografia pueden encontrarse dos trabajos, "Tan Vivo" (en vivo) del 2006 y "Saliendo a Ver" disco de estudio grabado en 2011.  Un sonido arrasador hizo vibrar desde el principio a un público que respondió con gritos y aplausos sobre el final de cada tema. 
Promediando el show Santiago Rodríguez (voz y segunda guitarra) emitió unas palabras en relación al motivo del evento y no pudo evitar emocionarse, mas aun cuando se refirió a su hijo Roque,de unos meses de vida, que estaba presente en el lugar contemplando el primer recital de la banda de su padre.



Otro de los detalles del show de ALMA estuvo marcado por la presentación de Guillermo Díaz, el nuevo bajista que junto a Gustavo Villagra (primera guitarra) y Juan Pablo Del Bianco (batería) completan la formación. Cuando se aproximaba el final de la presentación, Santiago propuso efusivamente al público abandonar sus asientos, apilarlos a un costado y contemplar el desenlace del recital de pie, como el rock y la Memoria lo exigen.

Crónica y fotos: Claudio Vera

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martes, marzo 13, 2012

Roger Waters - The Wall Live - 09/03/2012 - Estadio River Plate - Buenos Aires - Argentina


Entre el asombro y la emoción

Asistir a uno de los shows de la gira The Wall Live de Roger Waters es muchas cosas a la vez: Es, en primera instancia, un bombardeo a los sentidos. Es también un bombardeo a los sentimientos. Es cerrar un círculo que completa la obra. Y también, y en definitiva, es presenciar una versión dramatizada, musicalizada y “espectacularizada” de la vida del propio Waters.


Pero, como decía Jack, vamos por partes. Lo primero y más notorio del show de The Wall es la puesta en escena. Les puedo asegurar, casi sin riesgo a equivocarme, que NUNCA antes vieron o escucharon algo así. Obviamente lo primero que impacta es el muro, que comienza a medio armar, y que gracias a una nueva tecnología de proyectores es utilizado a manera de pantalla con una definición inaudita. Esta “pantalla” es aprovechada para proyectar al mismo Waters en tiempo real con una calidad tal que parece sacado de una película. También se proyectan sobre el muro partes de la película (sobre todo la parte animada de la misma), consignas que refuerzan en muchos casos el sentido que Roger intenta darle a la canción, algunas de ellas en español; e incluso se transforma en ocasiones en una pantalla con elementos animados con los que el mismo Waters interactúa. De todas maneras, lo visual no se limita al muro y sus proyecciones. Todo lo demás que se puede esperar, está. Los fuegos artificiales, las banderas flameando, los muñecos gigantes, el cerdo volador, todo. No quiero adelantar mucho más en este sentido, sobre todo por el hecho de que cuando esta crónica sea subida, todavía faltarán varios de los shows de la serie de 9 que Waters tiene previstos.


El otro impacto inmediato viene por el sonido. Algo que puede parecer obvio al tratarse, al final de cuentas, de un recital en vivo de una banda con una precisión asombrosa. Pero el extra, el plus con el que cuenta este show en este sentido es un sonido cuadrafónico que debe ser bastante difícil de lograr en un estadio abierto de las dimensiones del Monumental, pero que sin embargo contó con toda la claridad que un show de este tipo necesita, sin por eso resignar potencia. Y cabe destacar otro dato, la separación entre los diferentes canales era muy notoria, ya sea que uno estuviese en las primeras filas, al fondo o en una de las plateas del costado. Entonces, los diferentes efectos, sonidos, explosiones, sutilezas instrumentales, voces, etcétera, cumplieron a la perfección con lo que es según mi punto de vista uno de sus objetivos: el de meter a la gente dentro de la historia.

Y por allí viene otro de los puntos que mencioné al principio. The Wall es también un impacto a los sentimientos. Tanto de aquellos fanáticos de Pink Floyd de larga data que no pueden evitar llorar a lágrima suelta, como los que se emocionan por la historia que el show cuenta, por las imágenes que acompañan y muchas veces dan sentido a las canciones, por el fuerte sentido humanista y antibelicista con el que está cargado el show… en fin, muchas cosas que podrían resumirse diciendo que el que presenció The Wall Live y no se emocionó en ningún momento, es porque le corre Bardahl por las venas.

Otra cosa, otro elemento que representa cada show de The Wall, es el cierre definitivo, la tercera pata de la obra como un todo. Primero llegó el disco, que cuasi unánimemente podría ser catalogado como uno de los mejores discos conceptuales de la historia. Muy poco tiempo después, la película llegó para partir cabezas a lo largo y a lo ancho de todo el mundo, con su en aquel entonces novedosa combinación entre film, animación y videoclip de las canciones que iban conformando la trama. Trama de una historia que al momento de ver el recital finalmente va completando los lugares vacíos, va llenando de sentido aquellas cuestiones que tal vez habían quedado un poco en el aire, y por qué no también, actualiza la concepción del mundo en el cual Roger concibió la obra, y la trae hasta nuestros días. El recital puede disfrutarse sin haber visto la película. Incluso puede disfrutarse sin haber escuchado el disco completo, ni saberse de memoria las canciones, tal es la magnitud de la puesta en escena y su calidad. Pero el combo completo, se obtiene cuando uno relaciona cada frase, cada imagen, cada nota de estos 3 elementos (disco, película y show). Que si bien son la misma cosa en esencia, representan elementos separados de un todo que vuelve a ser uno al unirse, y que termina de encontrar su sentido (o cada uno termina de encontrar el sentido que quiera darle), al terminar el show.


Entre las muchas cosas de las que se hablaron cuando se anunció la maratónica serie de recitales, estaba presente el hecho de que Waters emprende una gira mundial de The Wall 30 años después de aparecido el disco, porque hubiera sido técnicamente y financieramente imposible llevar a cabo una empresa semejante en aquella época. Sin embargo, se me ocurre que no es ese el único motivo por el cual esta gira no pudo darse durante la época activa de Floyd. El show de The Wall, el que está por estos momentos invadiendo Buenos Aires, jamás podría haber sido llevado a cabo como una experiencia grupal, sino que tiene necesariamente que girar sobre el eje que el propio Roger Waters representa. No sólo la historia contada refleja la particular cosmovisión de Waters acerca de la vida, de la guerra, del estrellato, del capitalismo; sino que es fundamentalmente un reflejo de su propia vida, como ya dije al comienzo, es una biografía hecha espectáculo, pero fundamentalmente, hecha sensación.




Crónica: Loco Parodi


Fotos: La Web

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martes, marzo 06, 2012

Viejos Culiados y Kultura - Belle Epoque - Córdoba - Argentina - 02/03/2012




Noche Punk


La propuesta era interesante, Viejos Culiados se anunciaba como la voz que gritaría lo que muchos llevamos adentro y por motivos diferentes no podemos sacarlo. Una noche que se venia anticipando y palpitando a través de todos los medios disponibles, las benditas redes sociales se hicieron cómplices del  acuerdo que ponía como única condición  las ganas de compartir. Todo lo demás vino solo, un lugar que puede significar el mejor refugio, lo accesible a la hora de sacar la billetera, y el respeto que algunas bandas siguen teniendo por el estilo, sea cual sea.





Cuando todo estuvo listo, Kultura  arrebató la tranquilidad reinante golpeando el ambiente con un cover de un histórico tema de La Polla, y todos entendieron desde el principio de que se trataba la cosa. La banda de gusano Galetto repaso su repertorio dejando en claro que sus intenciones comienzan y terminan en la esfera del punk rock oscuro, ni más ni menos. El lugar presentaba buena concurrencia, pero sobre todas las cosas, reinaba una especie de hermandad característica ya de este tipo de eventos.
Es bueno saber que dentro del rock hay una infinita diversidad, y en cada recital uno puede sacar sus propias conclusiones y siempre van a ser diferentes. Viejos Culiados subió al escenario y ofreció el mismo mensaje que uno puede leer en los diferentes espacios en los que se expresan (o les permiten que lo hagan).






Este grupo va a participar de un Split editado en México junto a otros de ese país, de Indonesia y Brasil. Esto sin duda pone de manifiesto que hay un gran trabajo en cuanto a lo musical y sobre todo en relación a la generación de espacios alternativos de difusión. Es necesario aclarar que Viejos Culiados ya ha tenido participación en otros compilados con grupos de Argentina y otros países. 
Se esperaba un recital intenso, y eso fue lo que se ofreció,  cada tanto Fede mostro (guitarra) tiraba algunas palabras que marcaban la posición de la banda con respecto a problemáticas sociales y actuales. El toque distintivo en esta presentación estuvo en la vuelta de José (bajo) después del recuperarse de un accidente. Y todo siguió asi, naturalmente, Linterna endemoniado y Fede Kaos con los golpes precisos y característicos del punk core que hacen. Fue una noche de esas que se pasan rápido, un disfrute que renueva las ganas de otra experiencia.      




Crónica y fotos: Claudio Vera

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lunes, marzo 05, 2012


Díganle Licenciado

 Fue el viernes, en el estadio Orfeo, que Enrique Bunbury rindió examen ante 2500 personas que hacía más de dos años lo esperaban.





Lejos de su pasado más roquero junto a la los míticos Héroes del Silencio, Enrique apareció en un clima intimista, sobre un escenario que asemejaba una cantina donde emborracharse y llorar por los amores perdidos. Vestido de chaqueta negra con lenguas de fuego y sombrero de Cowboy, “Quique ” presentó su último disco: Licenciado Cantinas. Un compilado de canciones latinoamericanas interpretadas al mejor estilo Bunbury, junto a la impecable banda Los Santos Inocentes.  
“Odiame”, “El mar, el cielo y tú”, rancheras como “Ánimas, que no amanezca” o la cumbia  “El solitario (Diario de un borracho)”, fueron mechados, sin descanso, con canciones de su carrera solista: “Big Bang”, “Y al Final”, “Sacame de Aquí”, “De todo el mundo” y el sentido “Infinito”, cantado por miles de voces apasionadas. Pero el momento más emotivo de la noche, fue cuando le puso su inconfundible voz a la profunda poesía de Atahualpa Yupanqui en la                                         
canción “El cielo está dentro de mi” que 2500almas escucharon en respetuoso silencio.
Sin escala, en el Orfeo se pasaba de un clima de bodegón y triste borrachera a momentos de euforia pura, en los cuales Enrique, agachado en un rincón del escenario, se entregaba a un mar de fréneticas manos femeninas desesperadas por tocar a su ídolo, al rock star. Aun sin su boa roja y sus pantalones ajustados de cuero, Enrique jugó con la seducción demostrando que no sólo es un excelente músico, sino también un perfecto showman.





Algunos fanáticos, se quedaron con ganas de sus clásicos de Héroes. Sin embargo, Bunbury demostró la versatilidad de su estilo sin defraudar y selló, una vez más, el pacto de incondicionalidad con su público de años. Sin dudas, Enrique Bunbury aprobó el examen.
Díganle Licenciado.







Crónica: Soledad Graffigna
Fotos: Pablo Cholka Gautero


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