Bulldog - Sábado 2/11/2013 - Refugio Guernica - Córdoba, Argentina
El sábado pasado, por la noche, nos dispusimos a cronicar
una nueva visita de Bulldog a Córdoba. Ojo, que este “nueva” no confunda
repetición con aburrimiento, o incluso desgaste. Aunque las visitas de Bulldog
a Córdoba son ya casi religiosas (mínimo una vez por año, haya o no material
para presentar, y algunos años más de una vez), no dejan de tener un soplo de
frescura, de reencuentro con un público donde, a la vez que pueden verse muchas
caras repetidas, también se encuentran aquellas caras ilusionadas, cantando a
viva voz los temas que escuchó una y otra vez desde los auriculares en el
colectivo, mientras miraba el paisaje pasar por la ventana.
A rigor de verdad, esta visita de Bulldog sí tuvo una
excusa, y ella era nada menos que la presentación oficial de Ciudad Deseo,
nuevo disco de la banda rosarina editado en Julio de este año. Bulldog es una
banda prolífica, dentro de lo que puede considerarse el medio nacional.
Acostumbra a tener un nuevo lanzamiento cada 1 o a lo sumo 2 años, pero en esta
ocasión venían de tener un impasse de 4 años sin canciones nuevas, aprovechando
los 20 años de la banda para reeditar material, tanto en estudio como en vivo.
Es por ello que Ciudad Deseo era un disco muy esperado por los punk-rockers
seguidores de la banda.
Este trabajo apunta a seguir una línea conceptual, enmarcada
por las vivencias de cualquier persona en nuestro país, con dosis equilibradas
de crítica social, y esperanza para poder, al menos, seguir vivo entre la
vorágine. En realidad, se trata de un eje conceptual muchas veces referido por
la banda, con particular hincapié en su discografía desde Circo Calesita a esta
parte.
El show comenzó temprano, con los también rosarinos de
Superavit pisando por primera vez suelo cordobés para mostrar lo suyo. Más
tarde, los locales de Más Mentiras y Fondo Blanco fueron calentando la noche (y
bancando el escaso público que suele adornar las previas de bandas principales)
con sendas dosis de punk rock que tuvieron dos ejes en común: la participación
de invitados, los cuales una vez terminada su participación volvían a ocupar su
lugar como uno más del público (como para dejar una vez más en claro esa idea
primigenia del Punk, la horizontalidad entre músico y público, en cualquier
momento podés ser uno u el otro). La otra coincidencia fue la recurrencia de
acertados covers que supieron agitar las hasta ese momento tranquilas huestes.
Cerca de las 3 de la madrugada fue el turno de Bulldog y,
como era de esperarse, su setlist fue mechando las canciones de Ciudad Deseo
con el resto de clásicos de su discografía. Y este es otro punto que se
desprende de la prolificidad del grupo es el hecho de ir generando, disco a
disco, nuevos clásicos que pasan a integrar la lista de infaltables en cada
recital. Si bien, y como suele pasar en la mayoría de las bandas de punk
argento, suelen ser los clásicos más viejos los más celebrados, es notorio cómo
con el paso del tiempo tienen que ir cediendo su lugar por otras nuevas gemas
que el paso de los discos ha sabido cosechar.
Y hablando de la frescura a la que nos referíamos al
comienzo de la nota, la misma se aportó en gran parte desde el escenario. Los
muchachos parecían estar distendidos, con muy buena onda y con muchas ganas de
tocar. Entre las anécdotas pueden contarse la dedicatoria de un tema por parte
de Wily, el guitarrista, para el abuelo de uno de los pibes del público que le
había contado su historia particular; y el periplo de la gorra de nuestro
reportero gráfico que, entusiasmado por la efervescencia del pogo, se mandó al
mismo sin importar las consecuencias. Fue así que la gorra pasó de su cabeza,
al suelo, a la cabeza de Mantu, el cantante de los Bulldog (que al poco tiempo
decidió que no hacía juego con su chaleco repleto de tachas), revoleada al
costado de la batería para, durante el final del show y mientras sonaban
todavía los últimos acordes de Piu Avanti, volver a las manos de nuestro
fotógrafo, quien hizo así valer esa célebre estrofa de “no te des por vencido
ni aún vencido”.
Y así fue como llegó el final, volviendo a casa tarareando
el estribillo de la canción que se haya quedado con nuestra memoria, y con la
promesa del eterno retorno…
Crónica: Luis Parodi
Fotos: Raúl Ismael Isa
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