Pearl Jam - Estadio Único - La Plata - Argentina - 13/11/2011
SIGUE ROCKEANDO EN EL MUNDO LIBRE
Cuando los
últimos acordes de Yellow Ledbetter (el tema que, desde hace algún tiempo,
Pearl Jam eligió para cerrar sus shows) todavía dejaban su estela en el aire,
un pensamiento invadió de manera casi empática a las ¿más de 60 mil? personas que
colmaron el Estadio de La Plata: “la puta, ojalá no vuelvan a pasar 6 años para
volverlos a ver”. De alguna manera, podemos estar casi, casi seguros de una
cosa: los integrantes de la banda seguramente pensaban algo parecido.
Mucho se ha
hablado en este último tiempo acerca de la actitud del público argentino frente
a los shows de bandas internacionales, y también de la actitud de dichas bandas
para con el público. Si bien muchas veces puede ser acertado el tildar de
demagogia algún gesto congraciador de alguna banda y/o solista para con el
público de nuestro país (como la consabida camiseta de la selección, o el “son
el mejor público del mundo”), la comunión vivida entre banda y público el
pasado domingo en La Plata tuvo innegables ribetes de autenticidad. No se trató
para nada de una marea humana tratando de ser más protagonista del recital que
la banda misma, y los gestos de retribución desde arriba del escenario nada
tuvieron que ver con el “tribuneo”. Se trató de 3 horas donde ambas partes,
banda y público, se entregaron mutuamente lo mejor de sí.
La
interminable fila de la autopista hizo que no fuera posible asistir al show
previo de X, la banda a la cual los Pearl Jam le tributaron una especie de “rescate
emotivo”, eligiéndolos para abrir los shows de esta gira latinoamericana. La
distancia desde el escenario hasta los ojos de este observador también hizo que
muchos pequeños detalles pasaran desapercibidos (como la remera de Ramones que
Eddie posó sobre uno de los retornos ni bien empezado el recital). Lo que fue
imposible de captar fue la sorpresa que causó la apertura del show. Cuando uno
piensa en un recital de una banda del calibre de Pearl Jam, y con un muy buen
último disco para presentar, uno presupone que salen a patear cabezas de
entrada, a mover a la multitud como para que vean lo que se viene. Pero no,
ellos no. Ellos abrieron con Release, el desgarrador tema que abre su primer e
histórico disco, Ten. Una vez que el tremendo vozarrón de don Vedder llenó la
inmensidad del Estadio Único, ahí supimos lo que se nos venía encima. Fue
también en ese momento cuando caí en la cuenta de que la credibilidad que Pearl
Jam ostenta en el mundillo del rock no tiene que ver solamente con las
decisiones que fueron tomando a lo largo de su carrera. Tiene que ver con su
falta total de pose, con su austeridad escenográfica, con el no necesitar de
radios comerciales ni canales de videos para transformar éxito en leyenda. Con
la sincera emoción de Eddie al recordar a los Ramones antes de pedir prestado
su I Believe In Miracles, o el agradecimiento a un público que no dudó en
expresar su amor incondicional (“Quizás la próxima vez nosotros les tenemos que
pagar a ustedes” dijo el frontman después de una interminable arenga del
público).
En cuanto
al setlist que los PJ armaron para la ocasión, impecable. Es cierto, en shows
de esta magnitud siempre suelen quedar clásicos o favoritos personales que se
extrañan y se piden a gritos. Pero, créanme, en estas 3 horas de recital fueron
muy pocos. Incluso se tomaron el atrevimiento de, además del homenaje ramonero,
citar a “un tal Roger Waters” para una emocionante e inesperada versión de
Mother, el clásico floydiano que seguramente sonará interminables veces en
marzo desde el Monumental. Entre los momentos más altos del show se puede citar
una orgásmica versión de Even Flow (con un Mike McCready prendido fuego en un
interminable solo), la intimista versión del futuro clásico Just Breathe, sólo
con Vedder y el tecladista Boom Gaspar, y la fusión entre público y banda en
temas como Black o Last Kiss.
El final
llegó (lamentablemente, en algún momento tenía que terminar) con todas las luces
del estadio prendidas, y a puro coreo con Keep On Rockin´ On The Free World, y
la ya citada Yellow Ledbetter. Con el convencimiento de que queríamos más, pero
que de igual manera quedaba ya muy poco por entregar, de ambos lados del
escenario. La multitud partió, algunos con una sonrisa guasonesca en sus caras
por lo que acababan de vivir, otros con la piel todavía erizada por lo que les
tocó sentir. ¿Qué cómo sé que los miembros de la banda tampoco quieren esperar
tanto para volver por estos lados del mundo? Les dejo como cierre lo que posteó
el bajista un par de días después del show en el facebook oficial de PJ (no, no
es peronista, en http://www.facebook.com/PearlJam):
From the stage, the best crowd/show of all time, an acid trip of Argentinian passion. Hard to explain not only what we were seeing but what we were feeling....first time in a long time that I couldn't sleep after a show.
Still processing it....
--Jeff Ament
“Desde el escenario, el mejor público/show de todos los tiempos, un viaje en ácido de pasión Argentina. Difícil de explicar no sólo lo que estábamos viendo, sino lo que estábamos sintiendo… la primera vez en mucho tiempo que no puedo dormir después de un show.
Todavía lo estoy procesando…”
--Jeff Ament
Still processing it....
--Jeff Ament
“Desde el escenario, el mejor público/show de todos los tiempos, un viaje en ácido de pasión Argentina. Difícil de explicar no sólo lo que estábamos viendo, sino lo que estábamos sintiendo… la primera vez en mucho tiempo que no puedo dormir después de un show.
Todavía lo estoy procesando…”
--Jeff Ament
Crónica: Loco Parodi
Fotos: Facebook oficial (http://www.facebook.com/PearlJam)
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